ClixSense

lunes, julio 31, 2006

Sweatshops made in Bolivia





- Nuestros compatriotas engañan a nuestros propios compatriotas. Tráfico de “coyotes”: miles de bolivianos son llevados a Brasil y Argentina, donde son explotados en talleres de costura, denuncia El Deber, el diario mayor de Bolivia, en un estremecedor reportaje que ha publicado en su sitio Web desde el sábado 22 de julio de 2006.

- Este reportaje, con textos de Roberto Navia Gabriel y fotografías de Clovis de la Jaille, fue realizado gracias al apoyo de la Fundación UNIR-Bolivia, institución que co-financió el trabajo en los países visitados. Cabe informar que UNIR-Bolivia realizó a comienzos de este año la primera convocatoria para el Fondo Concursable de Periodismo de Investigación, cuyo jurado, eligió, entro otros trabajos, al proyecto sobre los bolivianos “esclavos” en Sáo Paulo y Buenos Aires que presentó el periódico El Deber.

- Según el blog Marcos de Referencia, elaborado por Marcos Bauzá, el término sweatshop denomina a esas factorías tercermundistas en donde los trabajadores son tratados como ganado, donde operan en condiciones infrahumanas y carecen de todo derecho y trabajan generalmente bajo una atmósfera de miedo e intimidación para percibir apenas algunos centavos por productos que luego se venden a cifras de tres o más dígitos.



1. Compran “bolitas” a precio de “gallina muerta”. El rentable negocio del tráfico de humanos lleva a los bolivianos a devorarse sin piedad.
“Hay explotación laboral, trata de personas y reducción a servidumbre. Existe retención indebida de documentos, niños trabajando, promiscuidad sexual y tuberculosis. También se registran jornadas de trabajo que duran más de 20 horas, salarios miserables a cambio de un cuartucho, un raquítico plato de comida y, sobre todo, hay muchas máquinas de coser”, informa el periodista Roberto Navia Gabriel.

“Todo ello ocurre a diario y sin frenos en los cientos de talleres de costura clandestinos, camuflados en casas de familia, que operan de lunes a domingo en las ruidosas ciudades de São Paulo y Buenos Aires que aterran a los miles de bolivianos que, sentaditos en las máquinas de coser, están siendo sometidos a un sistema de esclavitud que no es un secreto y que ya no avergüenza a ninguna autoridad, a no ser que uno de los tantos desgraciados muera trágicamente”, prosigue Navia Gabriel.

2. Los esclavos de ayer son los amos de hoy.
“Gracias a Charly -el boliviano que ahora se parece a Lula da Silva - encontré al hombre perfecto para comprobar incontables afirmaciones que había escuchado a lo largo del viaje. “Muchos de los que ahora manejan los talleres son los que antes eran esclavos de los empresarios coreanos. Son bolivianos que han reunido algo de plata y han aprendido la maña de lucrar sacando provecho del más débil”, me habían dicho el cónsul de Bolivia en São Paulo, Jaime Valdivia, el cónsul en Buenos Aires, miembros de la Pastoral del Migrante de Corumbá y varios testimonios de quienes fueron sometidos a ese tipo de servidumbre.”

3. La jaula de los sueños. Encierro. Los que tienen algo de “privilegio” sacuden sus penas una vez por semana. Los otros, piensan en la libertad en silencio.
“Para los costureros con suerte, la libertad comienza el domingo. Es el único día cuando esos bolivianos que viven en São Paulo pueden salir de sus jaulas donde trabajan, duermen, comen y defecan, para hacer lo que les dé la gana.

“Martín Peñaloza Alba (38), por ejemplo, entre semana, mientras está sentado frente a la máquina de coser, donde trabaja 16 horas al día para el cochabambino Francisco Tejerina, sueña con el picante de lengua y panza que preparan en el restaurante Illimani de don Jorge Merubia, el paceño más famoso de la calle Coimbra, porque además tiene un televisor de 25 pulgadas conectado a una antena parabólica de donde baja la señal de cuatro canales de televisión y de seis radioemisoras bolivianas. A don Jorge también lo han hecho famoso sus resúmenes que les hace a sus clientes sobre lo que informaron entre semana Doña Justa (PAT) y los conductores de El Mañanero (Red Uno) y Al Despertar (Unitel).”

4. Las tribus del subsuelo.
“No se los ve en la calle, ni en los metros, tampoco se los observa en los buses, en los mercados, ni en los baños públicos. Y eso que se estima hay más de un millón de bolivianos en Buenos Aires, y en São Paulo cerca de 80.000.

“La mayoría forma parte de las ‘tribus de subsuelo’ donde las buenas costumbres y los gobernantes los dejan subsistir a cambio de un silencio sepulcral que no revele la ineptitud o la complicidad de las autoridades para controlar a las mafias que reclutan inmigrantes. Sobreviven en esos galpones, donde poco se duerme…”

5. La ruta de la esclavitud. Tentación. A los emigrantes también los utilizan como paquetes humanos para cargar droga. Los llevan por Corumbá y Asunción.
“Los ‘coyotes’ bolivianos también existen. Son especialistas en traficar con carne humana, pero viva, sacarla de su tierra rumbo a São Paulo o a Buenos Aires, reducirla a niveles de esclavitud y tratarla como a una bestia de carga en los talleres de costura.

“El único error de las víctimas es haber caído en la boca negra como una cueva sin fondo del desempleo. Cuando no encuentran ninguna luz que los guíe hacia una fuente de trabajo, muchos, como Clara Justiniano (36), que vive en un pueblo de la provincia Murillo de La Paz, tienen la desgracia de escuchar por casualidad una radioemisora que justo en ese momento difunde una invitación para viajar a un país lejano y ajeno como costurera.”

6. Taller de enfermedades. Amenaza. Los centros de costura son los lugares donde hay contagios de tuberculosis y otros males.
“Las autoridades sanitarias de Brasil dieron la alarma de que ese país registra 90.000 casos de tuberculosis por año, y que la mayoría de ellos se presenta en la colectividad boliviana.

“Este dato, que fue revelado el 24 de abril pasado, cuando se celebró el día mundial de combate a la tuberculosis, puso en alerta a la Cámara Municipal de São Paulo y ésta encargó a un equipo de especialistas que investigue por qué los pulmones de los bolivianos son los más vulnerables a esa enfermedad.

“Como resultado de aquello, descubrieron que muchos de los talleres de costura, donde trabajan y viven en condiciones miserables, aparte de confeccionar prendas de vestir, son los lugares perfectos para propagar el bacilo de Koch, que es el que ocasiona la tuberculosis.”

7. ¡Bendita basura! Libertad. Escapando del fantasma de la esclavitud, más de 300 bolivianos han tomado la decisión de buscarse la vida en los basurales de la ciudad de Buenos Aires.
“Mario Tórrez (34) tiene una mujer trabajadora, seis hijos bolivianos, dos hijos argentinos y una casa repleta de remiendos. María Condori Colque, su cómplice y esposa, de 30 años y dos cesáreas, abre la boca para pedir disculpas por las costuras a mano que le hicieron a su vivienda: las paredes eran de cartón, el techo de venesta prensada, las puertas de tela y los colchones de plastoformo.

“La familia Tórrez-Condori, al igual que otros 55 clanes bolivianos, vive en el barrio Los Pinos de Buenos Aires, instalado en un área de 100 metros de largo por 40 de ancho, cuyas casas están construidas a punta de desperdicios que bota ‘la gente normal’ de esa ciudad grande.”

8. Historias vivas. Desahogo. Cada vez que un inmigrante abre su boca, es para sacar sus demonios, y a veces, sus historias color rosa. Siente que en Bolivia se han olvidado de él.
“Después de cinco años de vivir en la sombra, Eugenia Vargas (25), nacida en alguna zona rural de La Paz, fue echada de su cárcel porque sus compatriotas verdugos, Nancy Paco y Antonio Ticona, tuvieron miedo que ella los contagie de tuberculosis o en el peor de los casos, que se muera y que la noticia se expanda como pólvora. Ésta es la conversación con Eugenia Vargas que ahora está refugiada con dos amigas que tuvieron mejor suerte, y una acalorada y corta entrevista con un miembro del clan que la mantuvo sometida.

“- ¿En qué consistía tu trabajo?
- Amanecíamos trabajando. Limpiaba prendas aparte de costurar. A veces dormía una hora.
- ¿Cuánto te pagaban?
- Por prenda me pagaban. Ellos me contaban las piezas que hacía. Con 15 pesos argentinos salí el primer mes. Esa plata ellos la agarraban, decían que la iban a guardar, sólo me la mostraban.
- ¿Cómo lograste liberarte?
- Me dio tuberculosis y me botaron.
- ¿Te pagaron?
- Me dieron 2.000 dólares con 800 por los cinco años de trabajo. Eso era la mitad no más. Pero esa plata se la di al hermano de Antonio Ticona, a Plácido, que tenía una mujer de nombre Cristina.
- ¿Por qué se la diste a él?
- Porque yo no conocía nada y tenía miedo de que me roben.
- ¿Podías salir a la calle?
- No me dejaban salir ni a la puerta. Cinco años estuve así. Me decían que no tenía documentos y que la Policía me iba a buscar. Yo tenía miedo. Ellos tenían mi carné.”



9. Licencia para existir. Exigencia. Cuando un migrante pide trabajo digno, le preguntan si tiene papeles. Es como si para respirar se necesitara poseer documentos, comparan los afectados.
“El boliviano que vive en Buenos Aires o en São Paulo y no tiene su documento de radicatoria, es un hombre muerto. Si va a pedir trabajo, no se lo dan, a no ser para esclavo a tiempo completo.”
10. Gráficas. Resistencia. Los náufragos del desempleo marchan al encuentro de otros mundos donde se convierten en cuerpos anónimos. El deseo de vivir permanece intacto.

“Refugio precario. Aunque sin lujos, los “bolis” se conforman con un techo bajo el cual dormir...”

K.

Sitio Web para linkear:
http://www.eldeber.com.bo/esclavos/index.html

E-mail para aportar con más datos:
web@eldeber.com.bo

Blogs que cubren el tema:
http://aguafuertes2004.blogspot.com/
http://encuentrourbanos.arte-redes.com/
http://desdeelaula.blogspot.com/

Sitio Web de interés:
http://www.comunidadboliviana.com.ar/

La iluminación del post pertenece a:
http://www.crosslight.ro/

2 comentarios:

Cassiana dijo...

HOLA ES UNA PENA QUE EXISTA ESA REALIDAD...............

K. dijo...

Estoy más que abrumado.
El Deber también ha publicado a comienzos de este año la trata de inmigrantes bolivianos en Europa.
Puedes ver ahora mismo dicha carpeta especial en la edición on line del diario mayor de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia): con el nombre de "....sudacas...."

El ciudadano K.