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lunes, junio 04, 2007

Ajens, mar y soroche: relaciones peligrosas


En penumbras y con una velita, mano a mano, codo a codo, en el bar Bocaisapo: el lanzamiento del tercer número estuvo a cargo de Virginia Ayllón, Ruben Vargas y, por supuesto, Andrés Ajens.

-El poeta chileno vino a la ciudad de La Paz para presentar “en familia” el tercer número de la revista “Mar con soroche” en el bar Bocaisapo.

- El ciudadano K. lo buscó en vísperas de su retorno a Chile y conversó con él a propósito de la reciente edición en Alexander Coffee Shop de la calle Potosí esq. Ayacucho.

- “Pueden haber dos números más o tres, pero más allá es demasiado peligroso”, advierte Ajens, quien no dudaría en tirar la toalla para dedicarse a inventar una nueva revista de poesía.

1. La continuidad de la revista de poesía y otras escrituras del entre acá “Mar con soroche” Nº3, que es muy celebrada en la ciudad de La Paz por quienes la apoyan, muestra lo contrario en Andrés Ajens, uno de sus directores, quien no ha dudado en ver esa cualidad como “demasiado peligrosa” en tanto que demanda mucho esfuerzo "administrativo" y a la larga tiende a institucionalizarse. Dos cosas que odia por el momento.

2. Aunque al poeta Ajens le gustaría inventar otra iniciativa literaria y dar por terminada la continuidad de esta singular revista que ha reunido en tres célebres números a escritores desconocidos y reconocidos en 100 páginas sin darle a ninguno más que la importancia de su contexto, “Mar con soroche” aún aguarda la aprobación de un concurso público de apoyo a la edición en Chile para surgir en dos oportunidades más.

3. Mientras esperamos el éxito de estas gestiones literarias, el blog K. ha optado por consultar a Andrés Ajens, en vísperas de su retorno, sobre el "Mar con soroche", porque nomás es ese visitante profundo que hace tiempo se viene a La Paz, levanta su carpa de palabras, iza su bandera de libertad, conversa con verbos inefables, convoca a escritores similares a un banquete de poesía, con menú abierto, y luego desaparece.

4. Andrés Ajens (Concepción, 1961). No insista, carajo (Santiago, 2004), Más íntimas mistura (1998), y La última carta de Rimbaud (1995), entre otros; y en traducción Poemas inconjuntos y otros poemas, de Alberto Caeiro-F. Pessoa (del portugués, 1996), 20 sonetos netos y un poema desparramado, de Glauco Mattosso (del portugués, bajo el trasnómino de Isaac Dentrambasaguas, 2003).


K.


El tambor mayor de la lengua poética: Andrés Ajens al frente de la Vicepresidencia de la República de Bolivia.

-“Mar con soroche” ya es una cosa bien valiosa que estás haciendo no sólo aquí, sino allí y acullá, y no sé en qué lugar más…

Andrés Ajens: Es un chiste largo…

-¿Podrías hacer una evaluación o es muy pronto para hacerlo frente a estos tres números?

-En realidad la revista “Mar con soroche” subraya el “entre”, es decir, entre un lugar y otro. En realidad lo subraya porque toda escritura es ese movimiento diferido, porque al leerlo y escribirlo “no está uno”. O sea que opera como el ajetreo mismo. Se subraya su singularidad paceño-santiaguina. Entonces a la vez siendo muy localizado, en realidad está diciendo lo que es la escritura, que nosotros llamamos poética: está en camino. No está estacionado en un lugar. Está en camino hacia otra persona, está en camino porque la lectura se va haciendo por el camino.

-¿La revista es una corriente alterna o más bien es un vaso comunicante?

-Por una parte, ¿cómo armar ahí un monstruo de corriente alterna con vasos comunicantes? Y, por otra parte, ¿cómo interrumpir la metáfora en sentido que es una escritura con un cierto acotamiento de la retórica? Ahí también las metáforas son parte de las figuras retóricas. Ahora, a propósito de que ya van tres números y si se puede hacer un balance… Virginia Ayllón, en la presentación de la noche del viernes pasado, decía que a la hora de la verdad era el tercer número y había muchas revistas que no pasaban del tercer número. Yo no dejaba de reírme y a la vez de asombrarme que hubiésemos llegado a tres números. De reírme, porque siempre consideré de muy mal gusto pasar del primer número. Personalmente he estado involucrado en proyectos que sus propósitos era no pasar el primero ni llegar al número dos, sino hacer un número que… no sé. Si hemos llegado al número tres, yo me pregunto si en realidad es un pésimo gusto donde estamos. Pero el gusto no es lo importante aquí, sino una cierta apuesta desde la amistad poética paceña, santiaguina por convocar a otra gente, particularmente, de Sudamérica. Creo que con distinto énfasis y distinta radicalidad, los tres números de “Mar con soroche” hasta ahora han mostrado un aire de familia en lo infamiliar de las distintas cosas que han ido llegando…

-Son tres números diferentes. ¿Qué cosas has ido descubriendo en la elaboración de cada uno de ellos?

-Había un encuentro en la medida en que hemos declarado de entrada que interesaba más de una lengua y más de una lengua no sólo de la europea que se habla en la América, sino de las así llamadas originarias o nativas. Entonces empiezan a aparecer textos porque alguien lo sugiere o porque aparecen en conversaciones. Quiero decir que hay un gran volumen de textos que estaban invisibilizados y son las cosas que me han impresionado. En el segundo número por ejemplo vienen las traducciones de texto quechuas del siglo XX, Kilku Warak’a, quien es un cuzqueño, que son traducciones de Odi Gonzales. Pienso que es un escritor extremadamente importante para quien está abierto a una cultura sudamericana. Por otra parte, gracias a la iniciativa de Virginia y de Zacarías Alavi, vienen textos en aymara que son muy interesantes. Estos textos están en contexto de escritores de nivel norteamericano o en contexto de los brasileños. La lengua indígena aparece dentro de una pluralidad donde se facilita que no sea vista como una cosa folklórica.

-Esa es una de las grandes virtudes de tu revista.

-No; de "nuestra" revista compañero. Una revista “entre” varios. De repente hay que tomar la iniciativa; pero también ha ido operando por dossier. Hay algunos que han tomado la iniciativa de hacer dossier, por ejemplo, la del Callao que aparece en el tercer número. Encuentro que está bastante rico ese dossier. Ahora, me han sorprendido muchas cosas, pero a la vez es como poner en más público lo que nosotros hemos compartido en nuestras conversaciones personales. Por ejemplo, que aparezcan textos de Arzans, Borda y Saenz, escritores de acá, en esta revista que se ha presentado en Córdoba, Lima, Valparaíso o en La Paz, es nomás importante porque sé que profesores de literatura en Lima no conocen a Saenz, menos conocen a Borda o Arzans. Esa cosa ha sido central en esta revista más que mostrar la novedad de las últimas producciones literarias. Es decir, qué tradiciones literarias han estado invisibilizadas y quienes animamos esta revista, sabemos que son de primer nivel.

-¿Tendrá continuidad este proyecto literario o sólo se avecinan dos número más?

-Ahí tenemos una “conversa” con la Virginia Ayllón y Jorge Campero, aunque no hemos tomado ninguna decisión al respecto. Hay algunas señales que de repente dice que ya es tiempo de darle un poco al silencio. Pueden haber dos números más o tres, pero más allá es demasiado peligroso.

- ¿Por qué peligroso?

-Porque hay que destinarle demasiado tiempo a cada número de “Mar con soroche”. Es decir, a su administración. Para este tercer número mucha gente escribió desde distintos países. Había gente con cierta trayectoria que quería ver publicado su texto en la siguiente revista. Cuando empieza a ocurrir esas cosas te manda una buena señal, pero a la vez te advierte que la cosa empieza a institucionalizarse. De repente sería mejor inventar otra iniciativa más adelante. Esto puede ser. Obviamente armar algo como “Mar con soroche” tiene un campo muy largo, porque la reinvención y la visibilización de tradiciones de escrituras invisibilizadas por razones políticas u otras razones culturales más profundas, es un trabajo feliz e inagotable. Yo estaría haciéndolo toda la vida.

-Este tipo de iniciativas literarias, ¿cuánto de inversión y de entrega demandó en cada número?

-Cada iniciativa de publicación, sea de libro o de revista, donde yo he estado metido ha habido que inventarle financiamiento singular. De repente sólo amigos que se ponen a apoyarnos. Ahora “Mar con soroche” está presentada en un concurso público de apoyo a la edición en Chile. De ahí, seguro, van a salir dos pares de números más. Los tres primeros números vinieron con un apoyo de una ONG chilena.

-¿Qué se llama esa ONG chilena?

Ayun. Una palabra mapuche que significa cariño, amor y que es una ONG que tiene una cierta trayectoria de ayuda a derechos humanos, derechos indígenas y que en los últimos tiempos ha optado por comprometerse más en los procesos de apoyo a la inmigración o a los inmigrantes, a los peruanos, particularmente en Chile. Pero también en temas de la integración latinoamericana. Este apoyo se termina ahora. Entonces estamos esperando estos otros fondos públicos.

-¿Cuánto ha invertido esta ONG en estos tres números?

-Hay una inversión fuerte en la impresión. Nadie ni el diseñador ni el corrector de pruebas ni las llamadas internacionales ni menos la gente que envía sus textos han cobrado ni se incluye en la inversión. Sólo la impresión es como 600 mil pesos chilenos, más o menos $us 1.500 dólares por número.

-¿Cuántos ejemplares fueron en cada número?

-Ha variado entre 500 ejemplares el primer número, 400 el segundo número y 300 el tercer número.

Las iluminaciones pertenecen al ciudadano K.

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