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lunes, noviembre 19, 2007

Mailer dejó el ring


“Creo que hablar de la banalidad del mal nos empuja precisamente en la dirección equivocada”, dijo Norman Mailer con relación a las limitaciones del liberalismo.

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- El "angry old man" (anciano enojado) murió en el Hospital Mount Sinai de Nueva York. Su férrea oposición al gobierno del presidente George W. Bush y a la guerra de Irak le devolvió protagonismo.

1. El novelista Norman Mailer, de 84 años, murió el pasado sábado 10 de noviembre en Nueva York, de una insuficiencia renal. Llevaba un mes hospitalizado por problemas respiratorios.

2. Este fin de semana, Radar lo despide con una selección de declaraciones ofrecidas durante su vida, y la opinión de amigos, colegas y enemigos que lo disfrutaron, conocieron y padecieron durante más de medio siglo.

3. El blog K. reproduce algunas de sus definiciones más deslumbrantes sobre temas de interés general y literario.

K.


El atlas americano

Por Norman Mailer

La novela: El propósito último del arte es intensificar y exacerbar la conciencia moral de la gente. Pienso, en particular, que la novela es, cuando es buena, la forma más moral de las artes, porque es la más inmediata, la más insoportable, si usted quiere. La más inescapable. La novela nos cambia la vida. Ha habido, por ejemplo, matrimonios disueltos porque alguno de los dos leyó una novela y llegó a la conclusión de que la vida del personaje del libro era más interesante que la suya propia. Es doloroso leer una buena novela. Por eso hay pocos que lo hagan.

(…)

Los medios: Los medios están constituidos por gente que busca ante todo el poder. Y no porque posean algún sentido moral. Ansían el poder porque les alivia la profunda enfermedad que les aqueja. Que nos aqueja a todos. La enfermedad del siglo veinte. No hay espacio psíquico para todos nosotros. La ley de Malthus ha dejado de ser la de la excesiva procreación de los cuerpos y se ha convertido en la de la excesiva mediocrización de las psiques. Ya nadie muere en el campo de batalla o por falta de alimento: la muerte ocurre dentro del cerebro, dentro de la psique misma.

(…)

El público: Creo escribir para un público que carece de tradición para medir su experiencia, pero posee la intensidad y claridad de su propia vida interior. Para ese público me gustaría ser lo suficientemente bueno como escritor.

Hemingway: Parece más o menos evidente que los hombres que han convivido mucho con la violencia suelen ser más amables y más tolerantes que los que la aborrecen. Los boxeadores, los toreros, gran cantidad de soldados, los héroes de Hemingway en suma, casi siempre son hombres muy amables. Y no porque hayan leído a Hemingway. Eran amables mucho antes de que naciera Hemingway. Sucede que éste fue el primer escritor que observó esa repetición y la respetó profundamente.

Marihuana: La marihuana afecta el sentido del tiempo: te acelera; te abre a tu inconsciente. Pero todo sucede como si estuvieras acudiendo a las reservas que tienes para los tres próximos días. Todas las dulzuras, todos los cristales salinos, todas las pequeñas decisiones, todo el trabajo inconsciente de los tres próximos días –o, si la experiencia es lo bastante profunda, de los próximos treinta días o de los próximos treinta años– se anticipa. Durante media hora o durante un par de horas –según sea la fuerza de la yerba– te encuentras mejor que habitualmente y te metes en situaciones en que no te meterías habitualmente y te suceden más cosas. Haces mejor el amor, hablas mejor, piensas mejor, comprendes mejor a las personas. El asunto es que tienes que llegar lejos, porque estás usando tres días en una hora. Así que a menos que vuelvas –digamos– con setenta y dos horas en una hora, perdiste.

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Orgasmo: No existe sexo en gran escala si no se atraviesa un momento apocalíptico. Williams Burroughs cambió el curso de la literatura norteamericana con una sola frase. Dijo: “Vi a Dios en mi ano durante el relámpago de la lámpara del flash del orgasmo”. (Es la primera frase de El almuerzo desnudo). Se trata de una frase increíble: surgió a finales de la época de Eisenhower, se imprimió cerca de 1959 en el Big Table de Chicago. Recuerdo que la leí y pensé: “No puedo creer que acabo de leer esas palabras.” No sé decirle la cantidad de tabúes que violaban. En primer lugar, no se suponía que se podía conectar a Dios con el sexo. En segundo lugar, nunca se hablaba del ano y evidentemente no en relación con el sexo. Y si lo hacías, eras la forma más baja del pervertido. En tercer lugar, la observación era obviamente homosexual. En esos días no había costumbre de ver tales cosas impresas. Y en cuarto lugar, había allí un feo matiz tecnológico: ¿por qué tuvo que incorporar una lámpara de flash? ¿De qué naturaleza era ese orgasmo? Por primera vez alguien hablaba de la naturaleza interior del orgasmo.

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TV: La televisión adultera las relaciones humanas. La TV hace a las relaciones humanas lo que los alimentos congelados hacen a los verdaderos.

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Mailer: Siempre me ha parecido que la gente no reacciona ante mí como si estuviera realmente ante mí, sino como si estuviera frente a una fotografía mía. Así que puedo cambiar la fotografía y divertirme observando las reacciones. El demonio que hay en mí se regocija con esta capacidad camaleónica. Nunca podrás comprender a un escritor hasta que le encuentres y precises su pequeña vanidad secreta; la mía siempre ha sido la seguridad de que puedo frustrar las expectativas. La gente cree que ha encontrado el modo de prescindir de mí, pero, como el mayordomo loco, regreso a servir la comida.

(…)

Borges: Está bien, era un conservador, pero... No soporto pensar en un escritor en términos políticos. Y menos en primer lugar. Es lo mismo que pensar en alguien y empezar por el ano. Borges tiene la mágica habilidad de tomar una anécdota e invertirla por completo. Muchas veces he pensado que Borges hace en cinco páginas lo que a Pynchon le cuesta quinientas. Borges nos muestra los recursos de la novela. Es el mago de los magos.

García Márquez: Es maravilloso. En Cien años de soledad creó cientos de mundos, no uno solo. No sé cómo es capaz de hacerlo. La gente aparece en sus libros... En diez páginas crea una familia que tiene dieciocho hijos durante diez años, y uno conoce a cada uno de los hijos y todos los acontecimientos que les sucedieron en la vida.



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